lunes, 29 de octubre de 2007

Soluciones mágicas a problemas reales

¿Nunca vieron esos programas de venta por televisión?, que tienen productos como una crema mágica para sacarte las arrugas o una escalera multiusos que hasta se puede convertir en una mesita de café. O no me digan que no conocen esas famosas pastillas tomándolas eliminan toda la grasa de tu cuerpo, eso si que es realmente increíble.


Bueno, justamente de eso va a tratar la conclusión del día de hoy. Obviamente no de esos productos importados que están al borde de la ilegalidad por violar derechos del consumidor. Sino de esa esperanza, a veces desmedida, que tenemos. De esas soluciones mágicas que se aplican a los grandes problemas para después transformarse en grandes decepciones.


Realmente no me pueden decir que nunca creyeron en una solución mágica que los iba a sacar de situaciones complicadas, a todos nos pasa. O no se acuerdan cuando en el colegio les iban a entregar la nota de un examen en el que sabían que les había ido mal pero se aferraban a la tonta esperanza de que por alguna razón de la existencia todos los conocimientos de la humanidad cambien en ese instante y se adapten exactamente a lo que habían puesto en el parcial. Años después pasamos a una edad más adulta cuando nos imaginábamos que sin siquiera hacer nada al respecto íbamos a tener esa vida ideal con la que siempre soñamos. Ni hablar del ya clásico ejemplo con las mujeres de este blog, que esta vez se puede aplicar a todas las edades de nuestra vida, y sucede cuando nuestra mente ilusas creé que la muchacha de nuestros sueños se va a acercar a nosotros y pedirnos que por favor pasemos la noche con ella simplemente porque la sedujo nuestra mirada perdida en sus pechos y la baba que cuelga de nuestras bocas.


Realmente a lo largo de nuestras vidas es inevitable ilusionarse alguna vez con una solución mágica a un problema que de otra manera tendríamos que solucionar con mucho esfuerzo y dedicación, pero más allá de seguir dando ejemplos de esto (que los hay y muchos) me quería dedicar a desentrañar el por qué de esto. ¿Por qué creemos en cosas mágicas que ni por puta van a suceder para solucionar nuestros problemas antes que pensar una verdadera solución? ¿Por qué nos empeñamos en aferrarnos a falsas ilusiones antes que buscarle una vuelta posible a lo que nos pasa? Y acá viene la parte donde doy una conclusión obvia y muchas veces bastante cursi de un asunto que a la mayoría de ustedes le puede parecer realmente irrelevante, pero que sería de esta página si no lo hago, ¿no?


Me imagino que, a medida que fueron leyendo esto, ya todos sacaron alguna conclusión al respecto: “todos creemos lo que queremos creer”. Pero hay mucho más que eso en esta actitud. Si, es verdad, todos compramos cualquier cosa que nos diga que nos puede solucionar la vida sin que hagamos nada, pero por qué pasa esto. No es simplemente nuestra vagancia lo que se aplica acá, hay un dejo de esperanza en todo esto también.


Desde que somos chicos hasta que crecemos la vida tiene una forma de eliminar todo lo mágico, todo lo que no tiene explicación, todo lo que puede ser bueno y perfecto sin razón alguna. Año tras año vamos perdiendo esa inocencia inicial y vamos ganando cierto descreimiento a todo lo que nos ayuda desinteresadamente. Pero más allá de cómo nos pegue la vida y sin importar el nivel de resentimiento que tengamos con ella, siempre queda latente en nuestra cabecita, que más tarde o más temprano hace clic con las cosas más insólitas y se arriesga a creer en algo irracional, aunque sea por una vez más.


Sinceramente, más allá de todo creo que esto esta bueno De vez en cuando tener esperanzas en algo ilógico, irracional y que no tiene nada que ver con la realidad de todos los días le dan un poco de sal a la vida. Ojo, tampoco estoy diciendo que vuelvan a creer en los reyes magos, simplemente que la vida no es sólo lo que podemos explicar, hay más que eso y está bueno jugarse y creer en algo de vez en cuando. Claro que ojo, de vez en cuando pónganle un poco de racionalidad a sus creencias, o van a terminar comprando una milagrosa barredora de alfombras cuando toda su casa tiene pisos de cerámica.

lunes, 1 de octubre de 2007

Caminos

Es loco como podemos pasar de querer ser pilotos de prueba a oficinistas mediocres. O de ser superhéroes a ser simples empleados, pero pasa. La vida nos va cambiando y nos va a haciendo más predecibles, más inseguros y más cagones con el paso de los años. Ahora, los sueños no tienen un cambio abrupto de cosas totalmente desquiciadas como ser presidente a algo totalmente desestimulante y aburrido como ser el felpudo de un jefe idota, los sueños van mutando y se van transformando como nosotros lo hacemos.

Generalmente cuando somos chicos estamos muy pendientes de cosas fantásticas y sobrenaturales que poco tienen que ver con la vida real, como superhéroes, temerarios o policías honestos. Por lo que es lógico que de grandes queramos ser cosas así. O sea, ¿qué otro ejemplo de vida adulta tenemos, nuestros padres? No hay duda que es mejor seguir el ejemplo de un tipo enmascarado, vestido en mayas que va saltando por la ciudad que de ellos.

A medida que crecemos nuestros sueños también crecen con nosotros. Se van haciendo más lógicos y elaborados, pero no por eso dejan de ser fantasiosos. Muchos de nosotros queremos ser actores, o directores, quizás las chicas sueñan con ser bailarinas o actrices. Algunos más rebeldes quieren armar una banda y sueñan con el estrellato inmediato, las fanáticas y las inmensas mansiones que vienen en el paquete con todo eso. Pero quizás esta etapa es más interesante, porque aparte de que nuestros sueños son más realizables, hay también un intento por realizarlos. Algunos más u otros menos, pero todos intentamos en algún momento hacer realidad ese sueño, ya sea actuando frente a un espejo, o cantando en la ducha o bailando en el living. ¿Quién no formó una bandita con los amigos cuando era adolescente? Esa banda que le hicieron escuchar a todo el mundo, convencidos de que era la mejor banda de la historia. Aunque cualquiera que tuviera dos oídos más o menos funcionando se daba cuenta de que eran un desastre. Pero el sueño estaba ahí, lo podíamos ver y tocar. Claro que no estaban los contratos millonarios y las únicas fanáticas incondicionales eran las viejas de cada uno. Pero el sueño se había hecho realidad, estaban haciendo lo que realmente les gustaba, habían conseguido lo que querían.


Ese momento parece perfecto y todos creen que así va a ser el resto de su vida. Pero la vida cambia y nosotros con ella. Y ahí es cuando llegan los asesinos de sueños o como a la gente común le gusta llamarlas, llegan las responsabilidades. Generalmente estos monstruos horrendos se van metiendo despacito en tu vida, más o menos cuando tenes 19 años se van haciendo notar. Ya la secundaria termino y estudies o trabajes ya sos parte del mundo real que es el reino mágico donde habitan estas criaturas. Pero lo mortífero de estas monstruos es que no te muestran su verdadera forma al principio, se transforman en cosas bonitas y caras que tenés que comprarte. Ahí es cuando nace el problema, uno necesita plata que los padres ya no quieren darte y tiene que caer en el horroroso mundo de los empleos temporales.


Que, poniendose a pensar un poco, no es tan malo. Si ya se, son trabajos totalmente demigrantes y seguramente son el tipo de empleos para los que, en las películas futuristas, usan siempre a los robots. Pero más alla de eso son una buena forma de empezar a conocer el mundo verdadero y a ganar un par de mangos en el medio. El problema, o por lo menos eso creo yo, no reside en este punto, después de esta etapa de gastarse el sueldo de un mes en una noche o de ir a trabajar sin dormir, poco a poco y casi sin darnos cuenta comienza una etapa donde ya vemos al trabajo de otra manera. Ya tenemos más responsabilidades, es más difícil irse, ya todo no es tan temporal como creíamos.

Quizás eso no sea tan malo, pero sinceramente creo que este es el punto donde tenemos que tomar una decisión, seguimos por este camino quizás algo más cómodo y seguro o nos arriesgamos a conseguir lo que soñamos. No creo que esto lo tengas que decidir una sola vez en la vida, pero a medida que el tiempo pasa las posibilidades de decidir se van acortando y las responsabilidades se van sumando.


Ojo, que no se malentienda. No estoy queriendo decirles que una de las decisiones es mala y que si la toman son unos cerdos conformistas, o que si toman la otra son unos hipies colgados que viven en un mundo de fantasías. Simplemente digo que sea cual sea la decisión que tomen, tómenla ustedes. Porque sino la vida los va a tomar de la mano y se va a encargar de llevarlos por un camino. Y seria muy triste que muchos años después miren atrás con nostalgia y muy adentro suyo se pregunten que hubiese pasado si en vez de dejarme llevar decidían por si mismos y tomaban el otro.