domingo, 20 de junio de 2010

Valientes retrasados

En una de esas búsquedas desesperada por contenido que uno hace en la televisión, la mayoría de las veces sin éxito, el sábado a la noche caí en un programa que hace mucho no veía: “Televisión registrada”, pero que antes era uno de mis programas de cabecera así que decidí darle unos segundos más de chance, aunque me imagine lo que iba a terminar pasando। Sin decepcionarme un segundo los conductores mandaron un tape que confirmaba mi postura de sacar a este programa de la lista de los preferidos. El informe era de un comentario que hizo Mirtha Legrand en su programa de que tenia un familia de ella desaparecido y que fue a pedir al interventor del canal 13, un general de la marina, por ellos. Según comentaba ella era la primera vez que lo decía, este tape correspondía a la semana pasada. Pegado a esto estaba la respuesta sacada del programa “6,7,8” en donde Juan Leyrado, invitado al programa, increpaba a la señora de los almuerzos diciendo que debería haber dicho esto antes, lo que hubiera servido para enjuiciar al interventor de ese momento de canal 13, incluso después salio otra persona que no era conocida diciendo que la invitarían a declarar.

Hasta aquí todo bien, indiscutible es la postura de enjuiciar a los responsables de la sangrienta dictadura, pero después de ver eso me quedo un mal sabor de boca y me quede pensando en el por qué. Cuando lo ví a Leyrado, tan contento de escuchar su propia voz, acusando a la señora de no decir las cosas cuando estaban sucediendo me causo un poco de bronca. No porque me parece bien lo que hizo Mirtha, sino porque me pareció muy cómoda la postura del actor devenido en opinólogo. Es fácil sentarse en un estudio del viejo canal 7 construido en el 78 (¿habría que tirarlo abajo y construirlo de vuelta?) y acusar 30 años después a una señora que pasa los 80 años de haber tenido miedo। ¿Era la única ella? ¿No había muchos más que tenían miedo de decirlo? ¿Qué hubiese pasado si todos los que hoy condenan a la dictadura hubieran hablado en ese momento? Creo que el horror hubiera durado bastante menos, ¿no?

Que no se malentienda la opinión, creo que hay que seguir condenando lo que pasó para que no vuelva a suceder। Pero para que esto no pase “Nunca más” con eso sólo no alcance। No podemos condenar el pasado sin pensar en el futuro ni en el presente, porque justamente para eso condenamos el pasado, para tener un mejor futuro. Y si condenamos el pasado pero seguimos repitiendo los mismos errores el futuro que tengamos no va a ser muy distinto.

No estoy diciendo que estamos en un régimen similar al de la dictadura, ni siquiera que sea toda culpa de este gobierno, pero hay paralelismos que no podemos ignorar. ¿O acaso no existe miedo de hablar hoy en día? Lo digo también por los empleados de las empresas que tienen miedo de decir algo que perjudique la posición de sus jefes. Veo muchas acusaciones encontra del otro bando, pero pocas autocríticas a las decisiones de los superiores, ¿donde están los valientes ahí? ¿Donde están los que denuncian las torturas de la falta de agua, comida o calefacción que afecta a millones de argentinos que todavía no fueron beneficiados por un plan social? ¿Quien defiende a los torturados por las consecuencias mortales de la minería a cielo abierto? Y las denuncias por la privación de la libertad que viven los que temen la inseguridad, ¿quién las hace?

¿Será que es un poco más incomodo reclamar en el canal público la violación de derechos humanos que suceden hoy que las de hace 30 años? Quizás les cueste también a los canales privados reconocer que las cosas a veces no son como las pintan y ciertas miradas están teñidas de intereses empresariales।

Con todo esto no trato de separar opiniones sino todo lo contrario, quiero que todos reflexionemos un poco y seamos un poco más valientes. Pero valientes de verdad, enfrentándonos a los enemigos del presente, no los del pasado. Los enemigos de todos, no los de algunos pocos. Quizás de la única manera que podamos eliminar las injusticias de ayer y hoy para poder tener un futuro mejor sea luchando juntos contra ellas।

Por ahí esto no se parece a las habituales trivialidades que uno pone aquí, pero un poco la valentía verdadera tiene que ver con eso, con decir lo que uno realmente piensa en el momento, sin importar si le es cómodo o si va a recibir elogios o si alguien siquiera lo va a ver. Total el comentario demagógico y cómodo siempre va a haber alguien que lo haga.