domingo, 13 de diciembre de 2015

La Filosofia del Por Qué


Todos tenemos problemas, los conocemos bien, algunos son de los más diversos y otros bastante parecidos entre sí. Van variando de acuerdo al momento de nuestra vida en donde nos encontremos, pueden ir desde no tener nuestra sabanita preferida para ir a dormir, hasta no tener dinero o no poder ver a nuestros hijos por alguna estúpida discusión.

Nadie va a decir que no tiene problemas, si lo hace está mintiendo, es que es nuestra forma de entender la vida, una sucesión de problemas, uno tras otro que vamos resolviendo hasta el último de ellos que no debemos resolver sino aceptar, “la muerte”.

A veces sabemos cómo resolverlos y a veces debemos ir aprendiendo en el camino, pero lo que no siempre entendemos es por qué tenemos esos problemas. Incluso muchas veces ni nos molestamos en conocer esta causa y creo que ese es un gran problema.

Muchas veces ponemos tiempo y energía en resolver un problema sólo para lograrlo y que se presente otro similar una y otra vez. Es que esto creo que es grave porque arreglar algo para que vuelva a fallar es igual que no haber arreglado nada. Deberíamos cambiar la forma de pensar y enfocarnos en encontrarle la causa a las cosas para que no vuelvan a suceder, está tendría que ser nuestra prioridad.

Pero los problemas tienen una buena carta a su favor que les sirve la mayoría de las veces, la urgencia. Poco puede uno hacer para encontrar la causa durante una emergencia cuando el tiempo apremia para que el problema deje de existir. Este es un pensamiento en caliente que tenemos que escapa un poco de la lógica que aplicaríamos si no estuviésemos urgidos.

“Entre más rápido lo solucione, antes se acabará”, esto parece cierto pero no es tan así. Lógicamente que una rápida solución detiene el problema pero esto no te asegura que vuelva a ocurrir. Sólo conocer y atacar la causa de los problemas te va a garantizar que este no vuelva a ocurrir y lo que es más importante, que sufras por ese problema la menor cantidad de tiempo.

Esto que explicado parece elemental no es aplicado en nuestra vida cotidiana, ni siquiera (y lo que es más preocupante) en cuestiones de incumbencia estatal. Donde cuando se corrigen, los problemas son tratados cómo un fenómeno único e individual y no como parte de un todo. Debemos hacer el esfuerzo y aplicar a todos los ámbitos de nuestra vida y nuestra sociedad “la filosofía del por qué” y ponernos como prioridad entender por qué nos pasa lo que nos pasa para no seguir padeciendo hasta el hartazgo los mismos problemas.

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