martes, 15 de enero de 2008

Lo que quieren que creamos que queremos

¿Qué es lo que queremos? Esta pregunta que parece muy sencilla y que todos ya contestaron en sus cabezas es más complicada de lo que parece. Porque la verdadera pregunta no es esa, sino que hay otra un poco más profunda y que, como todos ya sabemos, va a ser el tema a tratar en esta entrada. La pregunta misteriosa es: ¿qué es lo que realmente queremos?


Todos tenemos sueños y pretensiones, pero, ¿de donde nacen?, ¿quién nos las impone? ¿Somos nosotros los verdaderos arquitectos de nuestras vidas, o hay algo más que nos marca el camino? Esto parece una teoría conspirativa de Mulder en los expedientes secretos X, pero no me digan que nunca se hicieron esta pregunta: ¿realmente somos nosotros los que tomamos todas las decisiones de nuestras vidas?


Al mínimo análisis, uno se da cuenta que hay toda una industria que se dedica exclusivamente a lo que quieren que queramos. Desde que gaseosa queremos tomar, hasta como queremos vernos y finalmente que sueños debemos tener. Pero, ¿esto es tan así? ¿Somos tan vulnerables a los medios de comunicación que hacemos exactamente lo que ellos nos dicen?


Bueno, para responder esto podríamos hacer un ejercicio práctico. Simplemente salgan una calle transitada y vean como se viste la gente y compárenla con como nos vestimos nosotros. No me pueden negar que caímos en el engaño. Aunque bueno, tampoco seamos tan duros con nosotros mismos, no podemos ser originales en todo, sino nos pasaríamos todo el día haciendo ropa única. Pero siempre es bueno ser diferentes al resto en algo. Porque, eso es lo que nos diferencia de los demás y lo que nos hace valiosos.


Como seres humanos, y esto ya lo hablamos antes, tendemos a separar a los diferentes, a tomar distancia de ellos y construir un sistema de defensa para que ellos no puedan llegar a donde nosotros estamos. Pero, ¿qué sería del mundo sin la gente diferente? Posiblemente no podríamos curar gran cantidad de enfermedades, ni gozar de las obras de arte más magnífica y claro, ocurriría la catástrofe más grande de la existencia: no existirían las computadoras.


Aunque, muchas veces nos olvidamos de esto y nos dejamos llevar por los mensajes más fáciles de escuchar. Que no está mal hacerlo de vez en cuando, pero cuando nos acostumbramos a que nos griten en el oído no vamos a tardar mucho en quedar completamente sordos. Porque, es fácil para el fabricante saber lo que el público quiere cuando vos es él el que le dice al público que es lo que quiere. Y también es mas fácil, para el público saber lo que uno quiere cuando los demás le dicen que es lo que quiere, pero sin duda no es lo más conveniente.


¿Por qué? Porque cuando todos quieren exactamente lo mismo no hay suficiente para todos, eso genera inseguridad. Claro que el negocio de las marcas es que te sientas inseguro y compres su producto para conseguir eso que tanto querés, que por supuesto ellos te dijeron que es.


Todo este tema parece estar muy en el aire y es casi filosófico. Pero, aunque no nos demos cuenta, todo esto nos afecta muy de cerca. Les voy a pedir que hagamos otro ejercicio práctico (la próxima organizo una clase de yoga). Pónganse una mano en el corazón y díganme, no se sienten más competitivos últimamente. Y no digo con compañeros de trabajo, ni con gente que no se báncan pero que tienen que ver igual. Digo con amigos, con gente que aprecian y que ven por propia voluntad.


Eso no tendría que pasar, cada vez estamos viviendo en una sociedad más berreta, más básica y más insegura. Porque, eso es lo que generan todos los celos, la envidia y la competencia innecesaria. La famosa y nunca bien ponderada inseguridad.


Y claro, ¿cómo no nos vamos a sentir inseguros si vemos todo el tiempo gente que tiene mucho más poder que uno o culos perfectos de 300 metros colgados en el medio de la calle? Los que tienen lo que nos dicen que tenemos que querer nos lo muestran todo el tiempo, casi gastándonos, refregándonoslo por la cara. Y toda esta humillación pública de neon genera en nosotros los peores sentimientos de la raza, envidia, odio y finalmente el peor de todos, la violencia. Lo peor de todo es que no es la violencia obvia y fugaz que vemos siempre en los partidos de fútbol o en algunas reuniones del congreso coreano. Esta violencia es más estructural, se mete en todos los aspectos de nuestra vida y nos va convirtiendo de a poco en gente amargada y egoísta, cuya única alegría es amargar la vida de los demás.


La verdad muchachos que las pruebas están a la vista, todos sabemos que nuestra sociedad en muchos aspectos es una mierda, pero pocas veces nos preguntamos por qué y menos todavía hacemos algo para cambiarla. Realmente los únicos que nos cagamos con todo esto somos nosotros. Miremos a nuestro alrededor y preguntémonos: ¿esto es lo que realmente quiero? Porque salidas siempre hay, solamente hay que querer tomarlas.

1 comentario:

Wonderami dijo...

Hola, Gus! Hacía un montón que no entraba a tu blog! me tuve que actualizar y leerme como cuatro notas!! Pero valió la pena :)
Todo tu análisis de lo que quieren que queramos me parece muy acertado. Y un poco irónico a la vez, que mencionando la violencia que genera todo eso, hayas escrito un texto "duro" para aquellos ajenos al poder de la comunicación, que todavía creen en ventas televisivas y prime time en Telefé. Está bien, todos tenemos que saber de qué se trata y aceptarlo o no. Está en cada uno. Sería ideal poder sustraernos de todo eso y disfrutar justo lo necesario, y escapar del enganche, tipo Jason Bourne, en el instante preciso. Si, tipo Jason Bourne.