jueves, 7 de febrero de 2008

¿Adónde vas?

El primer problema aparece al querer meter un ropero gigantesco en una pequeña valija, después está el tema de llegar hasta un lugar super alejado para ir a otro lugar muchísimo más alejado aún. Todo esto obviamente sazonado por la incomodidad del viaje, demoras de muchas cosas y no nos podemos olvidar de los infladísimos precios de todo lo que interviene en este asunto. Pero, aún después de esta tortura, miles de personas día a día viajan a los lugares más remotos del mundo simplemente por diversión. La pregunta obvia que surge de todo esto es: ¿por qué? ¿Cómo es que someterse a largas colas, precios excesivos y problemas inesperados pueden ser la mejor opción para que la gente se relaje en esas miserables vacaciones que te dan después de un año agitado? Pero no se preocupen mis queridos amigos, porque averiguaremos esto y mucho más en la conclusión que viene a continuación.


Para entender un poco más esto es fundamental aclarar algo. No importa cuan lejos vaya la gente, nunca están escapando de ningún lado. Sea conciente o inconscientemente la mayoría de las cosas que hacemos en nuestras vacaciones están pensadas para cuando volvamos a nuestro lugar de origen. Sacar fotos, comprar regalos para los amigos de acá o cosas para la casa. Son todas cosas que hacemos pensando en nuestra vida cotidiana, así que, salvo por esa camisa ridícula que te compras allá pero que preferirías salir desnudo que usar en casa, todo lo demás que haces es para tu vida cotidiana.


Pero entonces, ¿por qué nos vamos tan lejos para no escapar de ningún lado? Y acá está lo verdaderamente loco de esto. Lo que queremos probar inconscientemente cuando nos vamos a algún lado es cuan lejos podemos llegar a irnos para después volver a nuestra vida habitual. Es por eso que sacamos fotos nuestras en los lugares y se las mostramos a nuestros amigos, sólo para decirles: “ves, pude llegar hasta allá y volver siendo yo mismo. Cualquiera puede estar ahí habiendo nacido ahí, yo llegué habiendo nacido acá”. Y ese es el verdadero logro en este tipo de situaciones, porque no es cuestión de cambiar o adaptarse a un lugar nuevo, es todo lo contrario. Lo fundamental es llegar lo más lejos posible y volver siendo el mismo. Lo que cambia radicalmente es el lugar, la persona sigue siendo la misma. Eso es lo difícil y lo que se aspira a hacer. Yo tengo mi vida en otro lado, pero puedo dejarla un tiempo e irme muy lejos. Y cuando vuelva todo va a seguir siendo justo igual que antes.


Si todavía no me creen después de todas las pruebas irrefutables pruebas (esto es un blog de opinión, no una tesis científica) solo basta analizar una frase que se usa muy comúnmente: “mirá hasta donde llego ese”. Esto se puede usar en referencia a un ascenso, a un viaje o a la carrera de alguien (o a una competencia de meadas, pero eso es otra cuestión). Pero siempre hace referencia a un logró personal. De alguna manera el moverse de un lugar a otro siempre está asociado al progreso, entre más te podes mover más exitoso sos. Pero claro, que motivo hay para moverse si no es para poder mostrarle a donde llegaste al que antes tenías al lado.

4 comentarios:

Discontinua dijo...

Si sabia, es mas estudio pscopedagogia, pero buen nada un dato tonto que te doy.
Un saludo!

Enriqueta dijo...

La experiencia de viajar, de alejarse de lo conocido, siempre deja su huella. Y estoy de acuerdo, los souvenirs, son recordatorios, pruebas de nuestra hazaña... alejarnos de lo cotidiano (y seguro) para regresar: ¿ahí estaría el verdadero placer de viajar? No se trata de escapar, sino de volver... el placer se da en el reencuentro.
Lindo sería que la futura psicopedagoga aportara algo más...

Inserte nombre aquí dijo...

Es verdad, nos quedamos medios con las ganas de su opinion. Gracias por el aporte Enriqueta y bienvenida, por supuesto que estas invitada a pasar cuando quieras. Y es cierto, lo más lindo del viaje es la vuelta.

Discontinua dijo...

No me voy de vacaciones!:(