viernes, 1 de junio de 2007

Secreto a voces

¿Les cuento un secreto?, los secretos no exiten. Claro, si le contas un secreto a otra persona, deja de ser un secreto. Pero si te guardas un secreto para vos solo, para que sirve ese secreto. La única manera en que puede existir un secreto es si ese secreto es tuyo, esa es la unica forma de que alguien evite la tentancion de contar un secreto.

Porque un secreto existe para ser contado, para que la persona que lo guarda se tiente y empiece a esparcirlo como si fuera fuego por una casa de madera. Es excitante saber algo que nadie mas sabe y esperar para contarlo, es casi tan bueno como el sexo, uno trata de dilatar la situación lo mas posible hasta que ya no puede mas y lo tiene que largar.

Claro que como en el sexo uno después de largar se empieza a sentir culpable. “hice bien en contarlo”, “no me habre sarpado mucho”, “¡uy por dios que este no lo cuente o la persona que me lo conto me va a colgar!”. Ahí es cuando la culpa nos carcome y salen esas palabritas magicas, “yo te lo cuento, pero por favor no se lo cuentes a nadie”. Listo, ya esta, esas palabras son como un candado imaginario que va a proteger a nuestro secreto para siempre y no va a permitir que salga de ese círculo sagrado. ¿Por que creemos eso?, ¿por que albergar esa ilusión estúpida? Si nosotros que somos los guardianes originales del secreto, que nos fue confiado por la persona a quien le afecta directamente este secreto y en quienes cae toda la responsabilidad de su custodia no pudimos guardarlo y sucumbimos al deseo de contárselo a alguien más, ¿por que ese alguien va a guardar nuestro secreto?, si lo más seguro es que esa persona no tiene la confianza que nosotros tenemos con la persona protagonista de ese secreto, sino se lo hubieran contado también a él.

Pero bueno, decidimos ignorar todos estos hechos y creer ciegamente que la persona a quien se lo contamos va a tener más de autocontrol que nosotros y lo va a poder guardar. Aunque en lo profundo de nuestro ser sabemos que eso no es verdad y que este va a ir corriendo a contárselo a otra persona, y en lo posible a alguien que pueda hacer un daño verdadero con este secreto. Pero acá esta la cuestión, porque inconscientemente sabemos esto, pero también sabemos que la persona que nos contó el secreto, el protagonista, la persona de la que la continuidad de su vida social depende la ignorancia de los demás de esa información, es la misma que nos contó a nosotros el secreto en un inicio. Entonces aquí es donde nos podemos lavar las culpas. Si la persona mas interesada en que se guarde su secreto nos lo cuenta, ¿porque nosotros, que no estamos tan interesados como el de que eso permanezca en la ignorancia, no lo podemos contar?

Entonces podemos decir que hasta la persona que es protagonista de ese secreto tiene ansias de contarlo, es así como se pasa el secreto originalmente, porque ese secreto salio de la misma boca de la persona que lo estaba guardando, es asi como nace la cadena. Porque el deseo de contarlo de su protagonista, puede mas que el miedo a las consecuencias futuras de que eso se sepa. Pero no es que elige a cualquiera para contárselo, no es tan suicida, elige a alguien de su más absoluta confianza. Una persona en la quien pueda confiar, en la que ponga las manos en el fuego por él, una persona que sepa que nunca lo va a traicionar. Y cuando esta persona lo termina traicionando tampoco le cuenta ese secreto a cualquiera, elige alguien de similares características, que seguramente lo termina traicionando. Entonces se forma como una especie de sociedad secreta donde se pasan ese secreto tan preciado entre gente de confianza, bueno, en realidad, de no tanta confianza. Si fuera realmente de confianza el secreto nunca se conocería y perdería el verdadero sentido por el que fue contado.

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